Buscar, alquilar, pensar,
soñar, decorar y finalmente habitar este oasis de independencia fue el primer gran salto de Delfina. Entró
a un monoambiente de paredes blancas, ventana de pared a pared y piso
envidiable; y lo llenó con la alegría y buena onda que la caracterizan.
Vivir en un departamento alquilado no la detuvo! Si
hay algo que aprendió despues de un par de mudanzas y casas alquiladas, fue a
no "vivir de paso", a sentar bandera y ponerle toda la onda... aunque
el destino tenga fecha de vencimiento. Pidió prestado, compró, transformó y
hasta creó algunos de los muebles que la acompañan.
La mesa tiene su historia aparte. Hojas y hojas de mandalas
pintados con lápices de colores se acumulaban en el cajón de su mesa de luz. Lo
que empezó como una suerte de terapia nocturna, terminó siendo la estrella de
la casa y le sumó color y personalidad al sector del comedor!